lunes, 26 de marzo de 2012

EFECTOS DE LA LUZ




Definitivamente, Jean Echenoz (Orange 1947), en un escritor con estilo. Un estilo, además, muy  personal. Con Relámpagos, cierra una trilogía que comenzó con Ravel y Correr. No estamos ante una biografía al uso. Basándose en la vida de Nikola Tesla, Echenoz crea (y recrea) a un personaje memorable, Gregor, que aglutina en su personalidad la genialidad, el carácter difícil y engreído de los genios, pero también la soledad, la absoluta falta de interés en las relaciones humanas, y una capacidad inventiva que es, a la postre, su mayor inconveniente, ya que antepone el flujo incesante de sus ideas a la cara empresarial de sus inventos. Si solemos asimilar la luz, el concepto de luz y claridad, con la felicidad, los buenos momentos, y una desbordadas ganas de vida y, en cambio, la oscuridad con el miedo o la tristeza, estamos ante una paradoja, ya que la luz fue la gran obsesión en la vida de Nikola Tesla (Gregor), y fue en cambio la oscuridad -ese concepto de oscura soledad- la que marcó su vida.




Al cambiar el nombre de Tesla por el de Gregor, Echenoz toma una distancia que le permite jugar con el concepto de realidad y ficción, con una narración trepidante donde se van desintegrando las barreras y los límites entre biografía y literatura. Prescindiendo de todo artificio narrativo, y con un fino sentido del humor, consigue retratar al personaje en su más pura esencia, que no es otra que la de un melancólico perdedor, o bien, esa visión, si se quiere romántica, del perdedor. Así, con ese enfoque elíptico de la realidad, el personaje entra y sale del relato. Se nos muestra a veces como un charlatán de feria, engreído y pagado de sí mismo, y otras, en cambio, presa de las tantas manías que lo encadenaban a su propia persona, como su aversión a las joyas, o su constante obsesión por lavarse las manos. Un relato, en definitiva, que nos muestra en su centenar y medio de páginas el mundo literario de Jean Echenoz.

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