viernes, 4 de mayo de 2012

EN UN LUGAR DEL CARIBE



Amor, sexo, amistad, reencuentros (con uno mismo), pasado y memoria... todo ello enmarcado en un hotel donde se experimenta con el turismo del “miedo” o extremo, y dos asesinatos. Esto es lo que podemos encontrar en Arrecife, la nueva novela de Juan Villoro (Ciudad de México 1956).
El Hotel La Pirámide sobrevive imperturbable en una decadente costa tropical. En un universo, creado magistralmente por Villoro, nos topamos con el protagonista, Tony Góngora, que crea sonidos con el movimiento de los peces, con el director del hotel, Mario Müller, un viejo cantante de Heavy Metal y amigo del primero, con una monitora de artes marciales y yoga, con el “gringo” Petersen, el buceador Ginger, o el agente de seguridad Leopoldo Támez. Una soberbia galería de personajes que Villoro maneja a la perfección. Entre estas claves se desarrolla la acción. La amistad entre Mario y Tony centra buena parte de la novela, y cómo el primero le va regenerando al amigo una memoria herida por las drogas y los excesos de los turbulentos años sesenta.



Con los tintes de la novela negra, no renuncia Villoro a explorar las relaciones entre los seres humanos, con una prosa profunda y bella, siempre manteniendo la tensión y un argumento que va creciendo con la lectura. Cuando parece que la trama se desenrolla, que se desmadeja en soluciones improbables (que Villoro hace ciertas y efectivas), aparece una niña, un hogar para mujeres maltratadas, y un viaje hacia la liberación personal y ética. Un nuevo giro narrativo que llena de pulsión las últimas páginas del libro, repleta de imágenes evocadoras, de visiones contrapuestas y un sentido de la realidad que se ficciona dentro de la propia ficción.
Y una vez que hemos cerrado el libro, nos queda la honda sensación de que debemos leerlo otra vez, puesto que estamos ante la certeza de que el texto tiene múltiples y variadas lecturas.

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