Con su habitual estilo seco, cortante, preciso en los
detalles, Ernest Hemingway (Oak Park, Illinois, 1899 – Ketchum, Idaho, 1961),
nos presenta, de la mano de Elba Editorial, los artículos que escribió para el
Toronto Star en París. Con una ironía punzante, con un sentido de la
observancia que fascina, despliega toda la lírica de París mezclando los
paisajes, los cafés bulliciosos, los desalientos y el beneficio del cambio de
divisas, y todo con una rotundidad absoluta. Más que una colección de artículos,
estamos ante un diario, ante la crónica ácida y mordaz de un escritor que supo
captar la esencia misma del periodismo como un genero más de la literatura.
Desde el París
cruel y despectivo hasta los adorables paseos, todo tiene cabida en este texto
de un joven Hemingway contundente, hábil y perceptivo con todo cuanto le rodea,
porque todo alrededor es la vida, que él describe como golpes certeros, como la
ráfaga de una ametralladora que va directo al centro de la literatura.
Hemingway está
despojado de artificios, de adornos inútiles para el fin mismo de sus textos,
su voz es su propia vida, verdadera, liberada de la irrealidad de presentarse
con imposturas. Ya desde su juventud muestra esa habilidad narrativa que lo
caracteriza, su prosa tirante, depurada, libre y penetrante como lo es la
realidad.
Todo un acierto
de Elba Editorial la edición de este libro bello, cuidado en sus detalles, que
nos muestra el genio, la inabarcable virtud literaria de Ernest Hemingway con
la deslumbrante fuerza de sus palabras, de su visión del mundo, de esa mirada
concluyente que retrata con la misma agudeza el territorio del alma humana y la
señora de sombrero estrambótico de la mesa de al lado.
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