miércoles, 11 de julio de 2012

UN VIAJE CASI IMPOSIBLE





Es curioso que siendo esta una novela negra, empiece con el cierre de una agencia de detectives. Aunque también podemos decir que no es una novela negra al uso. Calle de las Tiendas Oscuras es, sobre todo, la búsqueda de una identidad. En ella, Patrick Modiano (Boulogne-Billancourt, 1945), enfrenta al narrador con la desmemoria, con el pasado encallado en una neblina que subyace en todas las calles del París de la ocupación. Página a página vamos viendo el endeble resto, la mínima huella que dejamos de nuestra existencia. Guy Roland, el protagonista que, en realidad, no sabe su nombre, inicia la exploración de su pasado con unas pistas que lo llevaran al fondo de su ser, a la realidad de su otro yo, a la necesidad de encontrar, más que la verdad, la necesidad de identificarse como algo tangible, como alguien que en realidad ha existido, más allá de ese nombre, falso y superpuesto, con el que ahora vive. Ese camino al pasado es un puzzle que iremos descubriendo a la vez que Guy Roland y, como él, tendremos que encajar las piezas sin llegar a tener todos los datos.



Original, decidida, con fogonazos memorísticos que nos lleva a lugares imposibles, donde a veces estamos perdidos, de donde salimos decepcionados, con el aliento del fracaso en la nuca; espacios sin tiempo, sin conexión aparente, donde todo parece frágil y engañoso, pero donde se encuentra la verdad, la clave para entender que, más allá de esa verdad, de una identidad o un nombre, lo que está, lo que late agazapado entre las sombras, no es otra cosa que nuestro propio yo, esa parte de la memoria, individual y personal, que nos resistimos a perder. 

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