jueves, 8 de noviembre de 2012

POR LA SENDA DE LA HIGUERA







Un muerto que son dos o, quizá, en verdad sólo uno. Un escritor sin ideas que se convierte en investigador privado, un baúl cargado de libros que se termina siendo una librería... estos son algunos de los elementos que Ramiro Pinilla (Bilbao, 1923), se saca de la chistera de mago de las palabras para su última novela, Solo un muerto más.
Desde el interior mismo del texto, Ramiro Pinilla escribe una novela negra no al uso, aunque sí con los elementos clásicos de la misma, pero que el escritor hace llegar más allá con aderezos de honda literatura. Una trama bien construida que atrapa, que propone que sea el lector quien vaya descubriendo los acontecimientos a medida que se suceden, no dando pistas falsas, ni extraños giros sin sentido. Desde la primera página, Ramiro Pinilla nos deja claro que vamos a ser una especie de Doctor Watson del investigador.




Sancho Bordaberri, cansado de recibir sus novelas devueltas de las editoriales, decide investigar un crimen cometido hace tiempo en Getxo, y nunca resuelto. Para ello decide convertirse en Samuel Esparta, Investigador Privado. Ese crimen le proporcionará un “tema” para la novela. Los gemelos Altube son atados a una argolla de pesca en la playa, esperando que suba la marea. Uno muere y el otro no. Este es el punto de partida de la investigación.
Lo que Ramiro Pinilla hace, con acierto y maestría, es llenar de literatura la novela negra, crear la historia de la nada, desde el prisma de Sancho Bordaberri, escritor. Crea, a través del escritor, la trama y el personaje (Samuel Esparta), dotando al texto, además, de un profundo sentido humano.